domingo, 1 de mayo de 2016

Cuento de Rubén Macías, Yo grite gol una vez

Yo grite gol una vez



Nací cuando los potros de hierro del Atlante habían perdido la final del campeonato mexicano en contra de Tigres, lo recordé un día que tomaba café con mi hermano viendo pasar a la gente deprisa, alejándose de la lluvia y tal vez mojando su única chamarra. En una servilleta escribí una frase “vale mucho más sufrir que ser vencido”. Atlante era un equipo que a veces sus números subían rápidamente, otras veces caen como un avión hundiéndose en el mar; así era mi vida tan similar a la del equipo del pueblo. El invierno pasado había sido uno de los más complicados de mi vida: enfermé inesperadamente del corazón. Estrechamiento o bloqueo de las arterias coronarias, los vasos sanguíneos que suministran sangre al propio corazón. A esto se le llama Enfermedad de las Arterias Coronarias, se desarrolla lentamente con el transcurso del tiempo. No entendí nada de lo que me había explicado el doctor, pensé en silencio que era como si el Atlante se quedara sin un jugador en un partido importante. Tuve que mudarme de la casa de mi padre porque no me gustaría enfermar su corazón, mi padre no tiene que ver cómo puedo ser expulsado de la vida. Mi nueva casa era inmensa: dos pisos, con una cochera grande, la sala era mi habitación, ahí podría haber vivido toda mi vida, los muros de esa casa tenían en su mayoría un espejo colgado. “El Negro” era el dueño de la casa, ahí vivía también su cuñado. No sé por qué me dejó quedarme ahí hasta que se casara con su novia, tal vez porque él era amigo de mi hermano. Se pasaba días enteros en su trabajo, a veces llegaba por las noches en silencio junto con su novia, uno o dos días cenábamos juntos y platicábamos largamente de los preparativos de su boda. Buscamos afanosamente cómo ahorrar ya que el dinero que ganaba era lo suficiente para pagar esa enorme casa que le había dejado de herencia su madre. Planeamos comprar el whisky más barato, reducir costos para que a todos en el día de la boda nos alcanzara una rebanada de pastel junto con una botella de whisky. Al final de la plática ellos subían a su habitación, yo dormía en la en el piso alfombrado, todo quedaba en silencio. El recuerdo de un amigo muerto aparecía como lo amargo de aquel día en el que Atlante perdió la final del campeonato mexicano en contra de Tigres, ese recuerdo era como los penales fallados esa final. “El Negro” duró más de una semana trabajando casi las veinticuatro horas del día para pagar los gastos de la boda, con sus pantalones azules, nunca se veía diferente, o tal vez las únicas veces que lo vi; siempre traía sus tenis Nike casi a punto de perder su color blanco, sus lentes de sol deportivos, con la playera oficial del los rayos del Necaxa, su cabello bien cortado. Descansó muy poco en esa semana. Yo pasé el tiempo leyendo poesía de Rubén Bonifaz Nuño y de Efraín Huerta, también yendo con el doctor. Las consultas eran tan caras que tuve que hablar con unos amigos argentinos para que me ayudaran con algo de dinero ya que no podía trabajar. Ellos habían hecho una revista turística. En el trascurso de ese proyecto yo trabajaba con Martin vendiendo publicidad y por las noches siempre buscando en qué bar pasarían los juegos de la selección argentina. Ahora que les iba por fin bien en ese proyecto sabía que ellos me ayudarían en esta parte triste del invierno, sería como si me dieran algo de gloria en el campo de fútbol dándome un pase de gol o dejándome definir el partido con un movimiento inteligente. Vino a casa con su esposa y me dejó algo de dinero; para ser exacto me dejó 100 dólares. Unos cuantos minutos después se fue. Ese dinero me alcanzó para cuatro consultas más con aquel doctor. “El Negro” ya había casi juntado casi el costo total de la boda. Yo limpiaba la casa, lavaba los platos sucios, casi en su totalidad dejaba todo limpio, menos el cuarto en donde dormía su cuñado (el nunca hacia nada). Al barrer su cuarto dejaba el polvo con rastro de papeles en el pasillo, eso me enfadaba. Un día al abrir el congelador había unas bebidas de un licor preparado. Las tomé porque pensé que eran del “El Negro”. Al día siguiente en el desayuno le dije que me había tomado esas bebidas, él me dijo que no eran de él y sonrió un poco. Yo tomé como pago el tomarme esas bebidas por levantar durante meses el polvo de aquel pasillo. Ese mismo día subimos a la habitación donde él dormía, era una habitación totalmente equipada para un matrimonio, en el peinador tenía una fotografía donde él estaba con su novia, tenía una terraza donde se podía ver la lluvia (imagino que con un buen jazz de fondo). Prendí el televisor y encontré el juego de los potros de hierro del Atlante contra el Cruz Azul. El juego se tornó con dominio de los cruzazulinos, ellos tenían un jugador rapidísimo y con gran técnica individual, Cesar “El Chelito” Delgado, no tardó mucho para hacerse presente en el juego. Una mala salida de Federico “El Jefe” Vilar al no cortar un centro frontal, “Fede” como le decimos los aficionados al Atlante, él era nuestra estrella, falló en ese instante. “El Negro” me dijo torpe y volvió su vista hacia mí. El juego continuó. No recuerdo bien el minuto ni en qué tiempo cuando marcaron una falta al borde del área grande de la portería cruzazulina. “Fede” tomó el balón en sus manos y lo colocó cerca de él, su traje de portero color negro relucía en el estadio. Yo le dije al Negro: ­“él va a meter ese tiro libre”. Él me dijo que no iba a hacer eso ese perdedor. La barrera estaba en su lugar. “Fede” tomó distancia. Adelante de la barrera rival estaba Patricio “El Pato” Galaz; “El Jefe” Vilar se dirigió con una velocidad enorme, golpeo el balón con brutalidad y salió un tiro raso y colocado a la derecha de Oscar “El Conejo” Pérez. Él no pudo atajar, Vilar salió eufórico a festejar el gol. “El Negro” hizo una cara de enfado. Yo grité gol una vez. Ellos dos. Atlante ganó ese partido. Ya caía la tarde cuando “el negro” me dijo que si lo acompañaba a hacer el último pago. Me sorprendí al llegar al salón de eventos, quedé como en fuera de lugar, como si entrara de cambio en un juego donde todo está perdido; ese salón ya lo conocía, ahí había vivido un gran amigo que había muerto, el que regresaba los días de silencio. Nunca supe bien de qué murió, sólo lo vi en el ataúd. Vivía en la parte de arriba con su abuela, era su única compañera. A veces iba a ese departamento con él a comer o para invitarle una cerveza. Al llegar a la oficina para finiquitar la cuenta de la boda me percaté que la mujer que atendía en ese momento era la madre de mi amigo fallecido, eso era como haberme salvado de una expulsión en un momento complicado del juego. Ella me tomó de la mano fuerte y el Negro nos vio detenidamente. Ella le dijo al Negro: “me hubieras dicho que eras amigo de Rubén, para mí ya es un caso especial, el paquete de bodas que compraste ya no será el mismo, te daré el más caro por cortesía de la casa”. Eso a mí me agradó ya que tenía una deuda con él, con esto sabía que el Negro se daría por pagado por esa incomodidad de tenerme en su casa. Fue como festejar un triunfo del Atlante cuando había oportunidad. Al mes siguiente ya las cosas habían cambiado. Rento mi hermano un departamento amueblado. En todo este tiempo sin trabajar y con problemas del corazón me sentía como un futbolista fracturado y sin poder jugar. Mi hermano, como un gesto de fraternidad conmigo rentó el departamento con su dinero. Vi a mi viejo amigo Martin con sus hijos en un supermercado. Supe que era él porque traía una playera de la selección argentina; lo saludé, no pudimos platicar, nos despedimos con un buen abrazo. No lo he vuelto a ver. Espero encontrarlo algún día aunque sea para platicar de algunas jugadas o resultados inesperados, como ese día en que ganó el Atlante. El Negro se casaba ese día. Compré un traje en las tiendas de ropa usada, olía a húmedo. Fui a la boda con mi hermano. En la pista vi bailar al Negro, vestía elegantemente un esmoquin. Su mujer intacta con el vestido de novia en su piel, era como ver al Atlante con su traje tradicional de color azul-grana. Un fotógrafo llegó hasta nuestra mesa, nos tomó una fotografía a mí y a mi hermano. Sólo bebí poco whisky. Amanecía en mi departamento; viendo el juego de Atlante grité gol otra vez, el equipo contrario grito tres. El Negro hubiera visto una tragedia más en mi vida. Tiempo después tuve que dejar ese apartamento porque el arrendador era un grandioso gruñón, cortaba la electricidad, nos reducía el agua y no había caliente, eso ponía de mal humor a mi hermano; el arrendador golpeaba por las noches siempre a su mujer, eso no nos dejaba dormir. Decidimos irnos sin un rumbo fijo. Un día yo y mi hermano tomábamos café en la cafetería central, un hombre con aspecto de vagabundo leía el periódico de deportes, en la portada del periódico leí: “Los Potros de Hierro siguen en espectacular caída y con problemas de descenso”. Ese día cayó una lluvia torrencial. Mi hermano y yo no sabíamos donde dormiríamos esa noche. Tomé una servilleta y escribí un verso que recordaba “hoy amanecí dichosamente herido de muerte natural”.




domingo, 20 de marzo de 2016

Felipe Núñez se fue de la filial del Atlante para ser un histórico del Club Deportivo Palestino



"veo muy difícil una solución favorables a Palestina si es que el mundo sigue haciendo vista gorda al tema sensible". Felipe Núñez
                                    Felipe Núñez dio clinicas deportivas en territorio Palestino



Que tal Felipe Núñez

Te escribió desde México primero que nada como aficionado al Atlante y al Club Deportivo Palestino de Chile.

-Son pocos los jugadores que tienen la oportunidad de jugar 10 años con un club y tú lo has

Hecho con el Palestino como se vive esto?

-Fue algo que se fue dando en un comienzo de forma natural, cada año iban cambiando de DT y los que llegaban solicitaban la renovación de mi contrato. Después con los años me fui encariñando y entendiendo lo que significaba realmente el club y la causa palestina en sí, lo cual me llamó la atención e influyó que fuera sintiendo el club como mi casa. Debido al afecto que siempre sentí de la gente que está a su alrededor.

-El club Palestino tiene un origen político y de resistencia, como se hace futbol con este entorno?

-A pesar de la fuerte carga emocional que tiene para los descendientes palestinos, el fútbol en sí, haciendo referencia a los planteles, no es el tema central. Siempre trataron con respeto el mantener un poco de lado todo el conflicto político, aunque cada cierto tiempo se ven atisbos de reflotar. Sobretodo cuando hay medidas drásticas desde Medio Oriente.

-Cuéntanos una anécdota sobre sobre tu paso con el Palestino sobre esto: en algún momento por traer esa playera recibieron un trato distinto dentro del campo o fuera del?

Los hinchas del fútbol en general lo vieron con buenos ojos, hoy, a nivel mundial, se ve en muchos lugares cierta empatía con la Causa Palestina. De hecho, en algunos estadios de Europa flamearon banderas en referencia al tema.

Quizá lo más anecdótico se dio con la denuncia que hizo un club nacional solicitando a las autoridades del fútbol que prohibieran el uso de un modelo que usamos con el mapa de la Palestina histórica en el pecho. Hecho que produjo ciertas discusiones mediáticas entre dirigentes e hinchas, porque, precisamente, los dueños del club que presentaron la denuncia son de origen judío.

-como se trabaja en territorio Palestino al dar clínicas de futbol como se vive ese entorno?

—En su momento, viví la experiencia de visitar Palestina y poder compartir con varios niños de escuelas, haciéndoles clínicas y charlas (con traductor obviamente). Y te puedo

decir que fue una de las cosas que más me han marcado. Al final uno llega a la conclusión de que los niños son iguales en todos lados, con los mismos sueños, anhelos, y que lamentablemente por decisiones de nosotros los adultos terminan por vivir una realidad que nunca soñaron.

Ya en otros temas, hablando del equipo del pueblo.

-cuéntanos como llegas a la filial de Atlante?

—Llegué a través de mi amigo y compadre, Sebastián Chamagol González. Él fue quién estando allá me dijo que andaban en busca de un arquero para la filial porque a Vilar lo habían subido a la primera. Mandé un video y me dijeron que me querían ver allá, y fui. Así fue como se dio aquel paso por el entonces Acapulco.

-con que jugador tienes aun contacto de tus compañeros por este paso en el equipo del pueblo?

Solo con el DT Miguel Gómez, Álex Segura (colombiano), Yamet Pérez, y de vez en cuando con Martín Salcedo, que era el preparador de porteros. Además, en sus visitas a Chile he podido compartir con Miguel Herrera, Mario Lash. Pero el más cercano de todos, con el que hablo seguido es mi amigo Adalberto Palma.

-cuando se habla de Atlante se dice pueblo como viviste tu ese tema?

—Tal cual, primero que en ese momento se jugaba en el estadio de Neza, y ese solo hecho te hacia sentir esa realidad, y bueno, yo venía de estar en Colo Colo, que también es reconocido como el equipo popular de Chile.

Gente muy futbolizada, humilde y respetuosa a la vez, ese es mi recuerdo de la gente que rodeaba al club.

-ya casi son cien años del equipo del pueblo algo que te haya marcado por tu paso en este club?

—El haber compartido con buenos jugadores en un ambiente de mucho afecto. Daba la sensación de que había que estar unido para darle la pelea a los grandes.

-el club Palestino de Chile y Atlante de México tienen como historia un pueblo humilde, el Palestino tocado por una guerra colonialista y capitalista en medio de esto hicieron futbol y el Atlante tocado por la pobreza de 1916 cuando solo unos cuantos elegidos hacían futbol en

México lucharon por su derechos para ser parte de la liga mexicana, que los une? —-La pasión.

Algo que quieras decirle a la afición del Palestino y del Atlante? o algo que desees platicarnos

—Que no pierdan la mística, ese capital moral que los ha movido desde los inicios.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Cien años de Atlante y Club Palestino de Chile





Hace ya casi cien años un club mexicano emergió de la pobreza a las canchas del

futbol profesional su nombre es Atlante fc, fundado por trabajadores en su mayoría

textiles el 18 de abril de 1916; el club deportivo Palestino de chile fue fundado en

1920 por miembros de la colonia palestina residente en Chile, entre

ellos se vinculan una lucha contra todo, para que reconocieran los mismos derechos

de ejercer el deporte en circunstancias de pobreza en el caso del Atlante y en el caso

del club Palestino de lucha y resistencia por sus derechos humanos a tener un país

y el mismo derecho de jugar un deporte, son pocos los jugadores que han jugado

con estas playeras: Roberto Gutiérrez o Felipe Núñez este último en solo en sucursal

del Atlante en delfines de Acapulco: hace mucho tiempo hay una guerra de exterminio

de Israel hacia las y los Palestinos, una guerra colonialista en toda sus formas, pero

hasta las y los Palestino no dejan de hacer deporte en condiciones de guerra, hace poco

el futbolista español Fernando Hierro tras su posible llegada a la selección israelí,

la comunidad palestina le envió una carta abierta, la cual no ha respondido aquí les

un fragmento;















Dichas violaciones afectan en gran medida al deporte. Los y las deportistas palestinas de todos los niveles ven restringida de forma rutinaria y sistemática todas sus libertades fundamentales. Solo en los últimos meses, el ejército israelí gaseó con bombas de humo el estadio de al-Khader, cerca de Belén, mientras los jugadores estaban entrenando. Durante una redada nocturna, el ejército israelí arrestó a todos los jugadores del equipo de Nabi Saleh, cerca de Ramala, siendo todos ellos menores de edad.

Jawhar Nasser Jawhar y Adam Abd al-Raouf Halabiya tenían 19 y 17 años en enero de 2014. Cuando volvían a sus casas tras un entrenamiento, al acercarse a un checkpoint, soldados israelíes soltaron a los perros de ataque y dispararon diez balazos en el pie a Jawhar y uno en cada pie a Adam. En el hospital recibieron la noticia de que ya no podrían dedicarse al fútbol. Israel también arruinó la carrera futbolística del jugador de la selección nacional palestina Mahmoud Sarsak, que estuvo detenido durante tres años sin cargos ni juicio tras ser detenido cuando se dirigía a su nuevo equipo Balata Youth, en Cisjordania. Tras casi perder la vida en su huelga de hambre de 101 días, y una gran protesta internacional con el apoyo de importantes figuras como Éric Cantona, Frédéric Kanouté, Abou Diaby y Lilian Thuram, consiguió que las autoridades israelíes le liberaran.

En la última masacre a Gaza, en verano del 2014, Israel asesinó a Ahmad Muhammad al-Qatar y Uday Caber, dos jugadores de fútbol de 19 años en el principio de sus carreras; y Ahed Zaqout, de 49 años, leyenda del fútbol palestino conocido como “la voz del fútbol” por sus comentarios en directo. Según la FIFA, “el 70% de las infraestructuras deportivas de Gaza quedaron destruidas” durante estos ataques.

Durante el mes de octubre de 2015, en plena ola de represión hacia la resistencia popular palestina, Israel también hizo público que suspendería los partidos con equipos de mayoría palestina israelí. Esta población supone un 20 % de la población de Israel (las pocas personas que resistieron a la limpieza étnica que se lleva realizando desde la Nakba en 1948), y vive sometida a un régimen de apartheid con más de 50 leyes que la discriminan.

Fernando, si aceptas trabajar para Israel, lo harás bajo el mando de la ministra de cultura y deportes israelí, Miri Regev, del ala más conservadora del partido de Benjamin Netanyahu. Regev, que sirvió durante 25 años en el ejército israelí hasta que dio el salto a la política, no esconde sus deseos de seguir colonizando y robando tierras palestinas. Ella misma lideró a finales de 2013 un proyecto de ley para que recogía la anexión de tierras en el Valle del Jordán (Cisjordania ocupada).

Tampoco trata de ocultar su racismo. En mayo de 2012 declaró que los y las solicitantes de asilo africanas eran “un cáncer en nuestro cuerpo”. Lo hizo mientras participaba en una manifestación en Tel Aviv antiinmigración que acabó en un violento pogromo contra personas africanas, destruyendo también sus negocios y propiedades. Las únicas disculpas que ofreció se dirigieron hacia las personas enfermas de cáncer por compararlas con africanas.

Carta del pueblo palestino a Fernando Hierro completa http://yebus.net/index.php/compromiso/30-carta-abierta-a-fernando-hierro



A esto le llaman los israelís “la revolución del futbol”, nada más fascista ni más bajo que

utilizar el deporte para una raza elegida por los dioses según los israelís como se dicen

ellos: los derechos que proclaman la historia del Atlante es que desde la pobreza se puede

hacer deporte y se puede llegar a niveles profesionales, que todos somos iguales, que

todos debemos de tener las mismas posibilidades para jugar futbol, los mismos derechos

humanos para todos. Atlante tiene como historia eso ya en casi cien años nadie no lo puede

quitar… pronto les dejare una entrevista a Felipe Núñez que nos platique como se entrena

o se juega en un equipo como el Palestino de Chile que sirve como una propaganda para

denunciar las atrocidades del gobierno de Israel al pueblo palestino y cómo fue su paso

en la sucursal del Atlante en México y como se lleva el pueblo en la cancha